Verso de Memoria: “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgatando, el interior no obstante se renueva de día en día.”
2 Corintios 4:16.
Lectura Bíblica: Lucas 24:13-24
Propósito: Analizar cómo debe ser nuestra actitud después de haber tomado la cena del Señor Jesús.
Desarrollo de la Lección: Tomar la cena del Señor Jesús debe de representar para cada uno de nosotros un triunfo más sobre el mal. Debemos dar gracias a Dios, cuando nos ponemos frente a su mesa que fue preparada por él porque por su amor infinito al dar a su Hijo Jesucristo como propiciación de nuestros pecados hoy podemos estar en su mesa delante de su presencia. Participar de la cena del Señor Jesús, debe representar para nosotros una bendición, ya que Jesús la noche que fue entregado la instituyo como un memorial para todos nosotros y todas aquellas personas que han de venir a ser parte de su reino de la gracia, Milenial y Eternal.
En Lucas 24:13-24 encontramos el ejemplo de dos de los discípulos de Jesús que iban el mismo día de la resurrección de Jesús, a una aldea llamada Emaús, la cual estaba a sesenta estadios de distancia de Jerusalén. Cuando leamos los versos bíblicos nos damos cuenta de que estos dos discípulos de Jesús se habían enterado de que Jesús había resucitado pero no creyeron. (La distancia de los sesenta estadios, traducidos en Kilómetros es: 10.8 y En millas 7.2) Estos iban hablando entre sí, y de repente Jesús ya resucitado, se acercó a ellos mientras estos seguían caminando, estos discípulos no pudieron reconocer a Jesús ya que él había velado sus ojos para que no le conocieran.
Analizando los versos en consideración notamos que estos discípulos iban tristes de regreso a casa, porque su Maestro había sido crucificado y yacía en una tumba. Basado en esta historia no si tú regresaste a casa gozoso o triste después de haber tomado la cena del Señor Jesús. Déjenme decirles que si regresaron gozosos, son bienaventurados. Si regresaron tristes, mi exhortación es; A que abran su mente y corazón y reflexionen, preguntándose por qué se sienten de esa manera, ya que nuestra actitud después de tomar la cena del Señor debe ser de gozo, alegría y plena convicción que el Hijo de Dios vive y está sentado a la diestra del trono de Dios su Padre y ha prometido volver y establecerá su reino en esta tierra.
Notemos cuando Jesús se acerca a ellos les pregunta: ¿Que platicas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis y porque estáis tristes? Ellos responden: uno que se llamaba Cleofás, acaso Eres tú el único forastero en Jerusalén que no ha sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?. Jesús les contesta: ¿Qué cosas?, y ellos le dijeron: De Jesús Nazareno que fue varón profeta, poderoso en obra y palabra delante de Dios y todo el Pueblo, y como lo entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte y le crucificaron, Y nosotros esperábamos que Él era, el que había de redimir a Israel, y ahora además de todo esto, hoy es; ya tercer día que esto ha acontecido. También, nos ha asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes fueron al sepulcro y como no hallaron el cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de Ángeles, quienes dijeron que Él vive. Y algunos de nosotros fueron al sepulcro y hallaron como las mujeres lo habían dicho, pero a él; no le vieron. Como seres humanos tendemos a desanimarnos, a entristecernos, y luego entran a nuestra mente sentimientos de incredulidad y derrota, tal como sucedió a estos dos discípulos de Jesús.
1. El desánimo: puede venir a nosotros a raíz de que la esperanza que habíamos puesto en algo o alguien ha sido un fracaso.
2. La tristeza: es la consecuencia a raíz de un desanimo.
3. La incredulidad: es la consecuencia del desánimo y la tristeza. Esta llega a nuestras vidas cuando; hemos enfrentado un fracaso, una pérdida de un ser querido, etc.
4. La derrota: es el sentimiento ocasionado por un desanimo, tristeza y la incertidumbre de algo que pudo ser y no fue.
La tristeza se apodero de los discípulos de Jesús, a raíz de su muerte, (según Lucas 24:19-20). Nos preguntamos: ¿Porque se sintieron derrotados? Y la respuesta a esto es: porque ellos creían que Jesús era quien iba a redimir a Israel. (Lucas 24:21)
Hoy queremos hacer un llamado a todos los miembros de la Iglesia de Dios Séptimo día a: “Luchar por nuestra salvación, aún en circunstancia difíciles”. Estos discípulos iban camino a casa derrotados, sin ánimo, sin fe, porque perdieron la confianza en Jesús ya que Él no había resucitado al tercer día tal como lo había dicho. Estando turbados no pusieron atención a lo dicho por las mujeres quienes les dijeron la verdad. Mas ellos fueron dominados por sus pensamientos negativos, no pudieron creer con los ojos de la fe, que en verdad Jesús había resucitado. Su incredulidad pudo más que las enseñanzas de Jesús, así también paso con los demás discípulos de Jesús cada uno regreso a pescar. En Juan 21:1-14 vemos como Jesús se manifestó a Pedro, Tomas, Natanael y a los hijos de Zebedeo y otros más en el mar de Tiberias para darles ánimo. Todos después de haber tomado la cena del Señor Jesús regresamos a nuestros hogares, y allí seguiremos enfrentando nuestras vidas. Pero… nuestra actitud debe ser con una convicción positiva que estamos en las manos del Dios vivo, sabiendo que nuestra realidad presente es: Que Él Dios Eterno ha prometido estar con nosotros, no nos desamparará, y si nuestro padre y madre nos dejaren aun con todo esto Jehová de los ejércitos nos recogerá. Lamentablemente después de la muerte de Jesús el ánimo de los discípulos no era el mismo, les fue difícil entender que su maestro había muerto, cada uno regreso a sus labores cotidianas, olvidando lo que les había enseñado; que era necesario que el Hijo del hombre diera su vida por el pecado de toda la humanidad, pero que al tercer día resucitaría. (según Lucas 24:6-7)
Hermanos y hermanas, No importa la situación por la que estemos pasando, Dios es más grande que nuestras dificultades, enfermedades, problemas, etc. El sufrimiento es parte de nuestro diario vivir, pero en Cristo Jesús hoy tenemos esperanza de vida eterna. Aunque nuestro cuerpo exterior se desvanezca, nuestro interior se refuerza por medio del Espíritu Santo. (2 Corintios 4:16-18). Hagamos nuestra, la promesa de vida eterna que Dios el Padre nos ha dado en Jesús. Procuremos que en nuestras metas a corto y largo plazo este el dar honra y gloria al Todopoderoso. Trabajemos con ahínco y fervor en la obra del Señor Jesús, no siendo perezosos. Si estamos faltos de voluntad y carecemos de entendimiento; pidámosle a Dios su guianza. Seamos diligentes, hoy más que ayer, ya que las señales de la venida del Hijo de Dios se están cumpliendo en todo el mundo. Levantemos nuestras cabezas y demos gracias al Creador del universo, al Eterno Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Nota: favor de agregar una cita bíblica a su respuesta.
Preguntas para estudio y enseñanza:
1. ¿Por qué estos discípulos de Jesús iban tristes regreso a Emaús?
2. ¿Es normal sentir tristeza, derrota, desilusión en nuestras vidas?
3. ¿Como enfrentar sentimientos de derrota y desilusión en nuestras vidas?
4. ¿Cuál fue la actitud de los discípulos cuando sus ojos fueron abiertos, y reconocieron a Jesús? (Lucas 24:30-35)
5. ¿Cómo debe ser nuestra actitud después de tomar la cena del Señor Jesús?
Conclusión: Jesús en Juan 20:29 dijo: “Porque me has visto, Tomas, creíste; Bienaventurados los que no vieron y creyeron.” Nosotros somos de esa gente que Jesús cita en este verso. No permitamos que nada turbe nuestro gozo en Cristo Jesús, la vida hacia la vida eterna está llena de espinas y rosas, pero aun así: debemos seguir caminando, que la conmemoración de la cena del Señor Jesús haya sido un aliciente a nuestras vidas, tomemos fuerzas, sigamos caminando juntos hacia la vida eterna. Paz a vosotros.
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