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Foto del escritorIglesia de Dios En Elizabeth NJ

La Expansión de la Iglesia Primitiva y Nuestra Actualidad

Lección 02


“Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.” Hechos 8:4


Lectura Bíblica: Hechos 8:1-8


Propósito: Revisar y comprobar conforme a la palabra de Dios cómo se inició la expansión del evangelio y de la Iglesia de Dios, hasta llegar a nosotros.


 

Introducción


Luego de la consolidación de la Iglesia de Dios primitiva en Jerusalén, se inicia el proceso de expansión del evangelio de salvación y de la misma Iglesia de Dios, tal y como lo había dicho Jesucristo a los apóstoles: "He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto" (Lucas 24:49).


Esta etapa en la vida de la Iglesia de Dios necesitaba del poder del Espíritu Santo en la vida de cada uno de los apóstoles para poder realizarla. Jesucristo les confirma esa promesa del poder de lo alto y también les da los puntos de inicio para el trabajo de la expansión del mensaje de salvación: "Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra" (Hechos 1:8).


Dios, siendo un Dios de orden (1 Corintios 14:40), proveyó todo lo necesario a sus siervos para cumplir la misión para la cual los llamó. Al igual que ellos, en la actualidad también se nos ha dotado de ese mismo poder para continuar la misión, sabiendo que "Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (Hebreos 13:8).


La primera expansión de la Iglesia de Dios y del mensaje del evangelio se inició con la muerte de Esteban (Hechos 7:54-60) en el año 33 d.C. Tal como lo relata Hechos 8:1: "Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles".


Dios permitió esta persecución para iniciar el proceso de expansión, tal como lo había dicho Jesucristo: "Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel. Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio" (Hechos 8:3-4).


La situación fue difícil y dura para los hermanos de la iglesia primitiva, quienes tuvieron que mantener la fe y expandir la obra del evangelio. Gracias a esa persistencia, el evangelio pudo llegar a nosotros. La actitud de la iglesia ante esta situación fue continuar anunciando el evangelio a pesar de la persecución: "Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando a nadie la palabra, sino solo a los judíos" (Hechos 11:19).


El poder del Espíritu Santo los revistió para no atemorizarse ante el peligro de perder sus vidas. En lugar de ello, los fortaleció para dar testimonio y cumplir la misión de expandir la palabra del evangelio.


Más adelante, Pablo fue convertido en un gran instrumento para la predicación y expansión del mensaje del evangelio. Dios lo utilizó para llevar el mensaje fuera de Israel: "El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es este, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel. Porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre" (Hechos 9:15-16).


Aquel que un día fue enemigo y perseguidor de la Iglesia de Dios, fue convertido en un gran instrumento de la predicación y expansión del mensaje del evangelio. A través de sus viajes misioneros, Pablo llevó la Iglesia de Dios a lugares distantes como Grecia, Roma, España, Asia Menor y otras islas alejadas de Jerusalén, fundando iglesias en el proceso.


Pablo menciona su trabajo por el evangelio: "con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que, desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo" (Romanos 15:19).


Desde Jerusalén hasta lo que hoy es Europa del Este, el evangelio fue expandido por Pablo y otros siervos de Dios, quienes establecieron congregaciones de la Iglesia de Dios que perduraron por años, predicando el mensaje de salvación por todo el continente europeo.


La Iglesia de Dios sufrió mucha persecución en los diferentes lugares donde se expandía. Estas persecuciones fortalecían su fe en las promesas de Dios y ayudaban a cumplir el mandato de llevar el evangelio hasta lo último de la tierra. Las profecías de Apocalipsis 12, 13 y 17 describen las persecuciones que sufrió la Iglesia de Dios, las cuales, en lugar de exterminarla, la ayudaron a expandirse a todos los continentes del planeta.


Debido a estas persecuciones en Europa, algunos miembros de la Iglesia de Dios huyeron al continente americano, trayendo consigo la identidad de la iglesia primitiva, como lo describe Apocalipsis 12:17: "Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo".


La expansión de la Iglesia de Dios al continente americano se da por el siglo XVII, cuando miembros de la Iglesia de Dios llegaron a Estados Unidos procedentes de Inglaterra. Estos miembros guardaban la fe a través de los años y fueron recibidos en este país, donde iniciaron el trabajo de predicación.


Según la historia de la Iglesia de Dios en Estados Unidos, escrita por la Conferencia General, en el año 1868 se estableció una congregación en el estado de Missouri, lo cual dio origen más tarde a la organización de la Conferencia General de las Iglesias de Dios del Séptimo Día. En 1884, se adoptó una constitución de estatutos para unificar en doctrina y prácticas a todas las congregaciones existentes y las que se fundaran más adelante.


La sede de la Conferencia General fue trasladada a Denver, Colorado en 1950, donde se encuentra hasta la fecha y desde donde se ha dado la expansión de la Iglesia de Dios hacia el resto del continente americano y otras partes del mundo.


Es impresionante ver cómo el mandato del Señor Jesús antes de su partida fue cumplido por aquellos creyentes que lo amaron de corazón e hicieron propia la responsabilidad de compartir el evangelio de salvación a costa de sus propias vidas. Actualmente, tenemos la misma responsabilidad de seguir la misión hasta que Él venga: "Id y haced discípulos a todas las naciones" (Mateo 28:19). Este imperativo se dirige a toda la iglesia, no solo a los pastores, ministros o misioneros. Las comunidades necesitan oír del evangelio, de la doctrina y de la salvación que nos fue dada a través del Hijo de Dios.


Agradecemos a Dios y a los cristianos de la iglesia primitiva por cumplir su misión. La pregunta de hoy es: ¿Los estamos imitando? ¿Estamos expandiendo su palabra? Todavía es tiempo de comprometernos. Jesús nos dice: "Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin" (Mateo 24:14). Tomemos parte en el cumplimiento de la venida de Jesús y de la salvación de las almas.


Preguntas para Estudio y Enseñanza


1. ¿De qué dotó Dios a los primeros cristianos para cumplir la misión de expandir la Iglesia?

2. ¿Cuál fue la causa de la primera persecución y la expansión de la Iglesia de Dios?

3. ¿Qué actitud tomó la Iglesia ante la persecución?

4. ¿Hasta dónde se expandió la Iglesia a través del apóstol Pablo?

5. ¿Cómo llegó la Iglesia de Dios al continente americano?

6. ¿Dónde debemos empezar la misión de expandir el evangelio?


Conclusión

La Iglesia de Dios es la institución más grande que el Creador haya dado al mundo. Este era precisamente el plan de Dios para la humanidad desde el principio de todas las cosas: adquirir un pueblo propio que llevase su nombre y que le obedeciera guardando sus mandamientos. Gracias a Su Hijo Jesucristo por ser parte de su Iglesia. Paz a vosotros.


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