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La Blasfemia contra el Espíritu Santo

Verso de Memoria: “A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonado; pero al que hablare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.” Mateo 12:32 (RVA)


Lectura Bíblica: Mateo 12:22-32


Propósito: Determinar lo que puede ser considerado como una blasfemia directamente contra el Espíritu Santo de Dios.


Desarrollo de la Lección:

La blasfemia contra el Espíritu Santo se menciona tanto en el evangelio de Marcos 3:22-30 como en Mateo 12:22-32. Sucede que Jesús acaba de realizar un milagro, asombroso para gran parte de la audiencia, pero no así para los fariseos que siempre se encontraban acechando al Maestro para tener de qué acusarle. El milagro hecho es sobre un hombre endemoniado, ciego y mudo que fue llevado a Jesús. El Maestro expulsó al demonio, sanando al hombre. Los testigos oculares de este milagro comenzaron a preguntarse si Jesús era realmente el Mesías que habían estado esperando. Un grupo de fariseos, al escuchar la conversación sobre el Mesías, rápidamente aplastaron la fe de la multitud diciendo: "Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios". Jesús refuta a los fariseos con algunos argumentos lógicos para explicar por qué no está echando fuera demonios con el poder de Satanás. Luego, habla de la blasfemia contra el Espíritu Santo. "Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. Y cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero." (Mateo 12:31-32, Reina-Valera Antigua)


El término blasfemia puede aplicar generalmente a pecados tales como maldecir a Dios. La blasfemia es también atribuir algún mal a Dios o negarle algún bien que deberíamos atribuirle a Él. Este caso en particular (de que los fariseos negaron que Jesús hacía milagros por el Poder de Dios) es conocido como "Blasfemia contra el Espíritu Santo", según Mateo 12:31 (Reina-Valera Antigua). Los fariseos, habiendo sido testigos de pruebas irrefutables de que Jesús estaba obrando milagros en el poder del Espíritu Santo, afirmaron en cambio que el Señor estaba poseído por un demonio, según Mateo 12:24 (Reina-Valera Antigua). Observemos que en Marcos 3:30, Jesús es muy específico acerca de lo que los fariseos hicieron para blasfemar contra el Espíritu Santo: “Porque decían: Tiene espíritu inmundo.” La blasfemia contra el Espíritu Santo tiene que ver con alguien acusando a Jesucristo de estar poseído por demonios, en vez de estar lleno del Espíritu Santo de Dios su Padre. Este tipo particular de blasfemia no se puede cometer hoy en día. Los fariseos estaban en un momento único e histórico; tenían la ley y los profetas, tenían al Espíritu Santo moviendo sus corazones, tenían al mismo Hijo de Dios delante de ellos, y veían con sus propios ojos los milagros que Él hacía, mas no le creyeron. Nunca en la historia del mundo (y nunca desde entonces) se había concedido tanta luz divina a los hombres; si alguien debiera haber reconocido a Jesús por lo que era, eran los fariseos. Sin embargo, eligieron el desprecio. Ellos atribuyeron intencionalmente la obra del Espíritu Santo al diablo, aun que conocían la verdad y tenían la prueba. Leamos en Juan 3:1-3 (Reina-Valera Antigua) cómo se acercó un fariseo llamado Nicodemo: “Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y díjole: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios.” Cosa que no comprendió aquel hombre.


Jesús declaró que su ceguera voluntaria era imperdonable. La blasfemia contra el Espíritu Santo fue el rechazo final de la gracia de Dios. Los fariseos y escribas del tiempo de Jesús habían fijado su curso, y Dios iba a dejarlos navegar sin restricciones hacia la perdición. Jesús dijo a la multitud que la blasfemia de los fariseos contra el Espíritu Santo “no les será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero”. Esta es otra manera de decir que su pecado nunca sería perdonado, ni ahora ni en la eternidad. Como dice Marcos 3:29 (Reina-Valera Antigua), “mas cualquiera que blasfemare contra el Espíritu Santo, no tiene jamás remisión, mas está expuesto a juicio eterno.” El resultado inmediato del rechazo público de los fariseos hacia Cristo (y el rechazo de Dios hacia ellos) se ve en el siguiente capítulo. Jesús, por primera vez, les dijo muchas cosas en parábolas. Los discípulos estaban desconcertados por el cambio de método de enseñanza de Jesús. Él les explicó el uso que hacía de las parábolas: “Porque a vosotros es concedido saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no es concedido. Porque cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; mas al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Por eso les hablo por parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.” (Mateo 13:11-13, Reina-Valera Antigua). Jesús comenzó a cubrir la verdad con parábolas y metáforas como resultado de la denuncia oficial de los líderes judíos.


De nuevo, la blasfemia contra el Espíritu Santo puede repetirse hoy, aunque no podamos ver a Jesucristo realizando milagros físicamente en la tierra, pues sabemos que Él está sentado a la diestra de Dios su Padre. Pero tenemos la certeza de que cualquier milagro obrado hoy, es por medio de Él. Todos sabemos que toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces. Sin embargo, el pecado imperdonable de hoy es la incredulidad. El Espíritu Santo de Dios actualmente convence a toda persona que vive en pecado, para que venga al conocimiento de la verdad y venga a la justicia del Dios Eterno (Juan 16:8, Reina-Valera Antigua). Resistir esa convicción y permanecer sin arrepentirse voluntariamente, es blasfemar contra el Espíritu Santo. No hay perdón ni en este siglo ni en el siglo venidero, para una persona que rechaza el llamado del Espíritu Santo para confiar en Jesucristo y luego muera en la incredulidad. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; mas el que es incrédulo al Hijo, no verá la vida; sino que la ira de Dios está sobre él.” (Juan 3:36, Reina-Valera Antigua).


Al final de todo, hay buenas noticias. Y esta es: que, si la persona desea perdón y confiesa sus pecados, esos pecados le serán perdonados y borrados. Siempre y cuando esté bajo convicción, que es el trabajo del Espíritu Santo que está obrando en él (Juan 16:8, Reina-Valera Antigua). Si quiere ser perdonado, usted no será culpable de pecado. Consideremos algunos versículos de la Biblia: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad.” (1 Juan 1:9, Reina-Valera Antigua). “Diles: Vivo yo, dice el Señor Jehová, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿y por qué moriréis, oh casa de Israel?” (Ezequiel 33:11, Reina-Valera Antigua). “Habiendo yo sido antes blasfemo, y perseguidor, e injuriador; mas fui recibido a misericordia, porque lo hice ignorantemente en incredulidad. Mas la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y amor que es en Cristo Jesús. Palabra fiel y digna de ser recibida de todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.” (1 Timoteo 1:13-15, Reina-Valera Antigua).


Si negamos que Cristo Jesús vino en carne, hizo milagros porque el Espíritu Santo de Dios estaba sobre él, estaremos cometiendo blasfemia contra el Espíritu Santo. Si negamos que las promesas de Dios son falsas, y que no somos guiados por su Santo Espíritu, y que su Santa Palabra es mentira, estamos cometiendo blasfemia contra el Espíritu Santo de Dios. (2 Pedro 1:21, Reina-Valera Antigua)


Nota: Favor de agregar una cita bíblicaa su respuesta.


Preguntas para estudio y enseñanza:


1. Según nuestra lectura bíblica, ¿Cuál fue el milagro que realizó Jesús?

2. ¿Cuál fue la impresión de los espectadores con relación al milagro?

3. ¿Cómo reaccionaron los fariseos que estaban presentes cuando Jesús hizo el milagro?

4. ¿Cuál es la acción determinada por Jesús como blasfemia contra el Espíritu Santo?

5. ¿Cuál es la explicación de Jesús referente a un reino dividido?


Conclusión: Hoy nos encontramos posiblemente viviendo en un mundo irreverente hacia Dios, en plena y franca desobediencia, donde la falta de arrepentimiento caracteriza la condición de los moradores de este siglo. Sin embargo, la invitación de llegar a Cristo Jesús continúa abierta y el Espíritu Santo de Dios continúa con su trabajo de confrontar los corazones para llevarlos al arrepentimiento. Nuestra invitación es: “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.” Paz a vosotros.

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