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El Castigo de Dios por el Pecado

“Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: No, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.” Lucas 13:2-3


Lectura Bíblica: Romanos 6:16-23, Colosenses 3:6


Propósito: Comprender cuál es el castigo que Dios ha determinado como paga del pecado y compararlo con lo que se nos ha enseñado, verificando si está correcto a la luz de la Palabra del Dios Eterno.


 

Introducción:

El castigo del pecado por parte de Dios ha sido hasta hoy muy controversial entre la humanidad actual. Existen opiniones y enseñanzas que no concuerdan con lo determinado por Dios en Su Palabra escrita (la Biblia). En esta lección, trataremos de darle el mayor realce al contenido de Su Palabra, y que sea ella la que determine cuál es el pago o castigo que Dios estableció para el pecado. Veremos algunos versículos de la Palabra de Dios que nos orienten sobre la sentencia que Él mismo determinó. Para ello, es necesario ir al principio, cuando el pecado aparece en la vida del ser humano.


Dios puso al hombre en el huerto del Edén y le dio mandamientos que debía obedecer. A pesar de que se le dio acceso a todo lo que había en el huerto, se le ordenó no comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, haciéndole saber que al hacerlo tendría sus consecuencias. “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” (Génesis 2:16-17). Como es de nuestro conocimiento, su desobediencia fue tomada como pecado, y por lo tanto entró en efecto la sentencia de muerte sobre todo ser humano hasta el día de hoy.


Desde el momento del fracaso de Adán y Eva en el huerto, se dio la sentencia y determinación del pago y castigo del pecado. Pero Dios, usando de Su gracia, amor y misericordia, no dio cumplimiento inmediato, pero determinó sobre Adán el peso de la consecuencia de su pecado, lo que conocemos como las maldiciones determinadas sobre él y la tierra. Podemos decir entonces que la paga del pecado es la muerte, como lo confirmaremos más adelante en esta lección. Para tener más argumentos sobre esto, veremos otro acontecimiento donde Dios afirma esta sentencia por medio del profeta en Ezequiel 18:4: “He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.” Es recomendable estudiar todo el capítulo 18 de Ezequiel porque encontraremos las determinaciones afirmativas de nuestro Dios, donde se puede ver la condición de la humanidad y la oportunidad de rehacer su vida o condenarla.


Sobre este tema, hay opiniones divididas sobre cómo se hará efectivo este castigo. Hay teologías que dicen que el inconverso estará en el infierno día y noche por la eternidad, cosa que se puede contradecir porque la salvación y vida eterna solo son prometidas a los que se arrepientan de sus malos caminos y acepten el sacrificio de Cristo en la cruz. De otra manera, serían pecadores eternos consumiéndose en el infierno. Si así fuera, no tendría cumplimiento lo que dice Apocalipsis 20:15: “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.” Ya que esta es la muerte segunda donde no habrá más memoria de todo ser humano pecador. Todo ser humano que no reconozca a Jesús, el Hijo de Dios, como su Salvador, y no viva una vida de acuerdo con la Palabra de Dios, será lanzado al lago de fuego y azufre.


Hermanos y hermanas, tengamos presente que una persona que no obedece a Dios no puede tener vida eterna. No existe un lugar de tormento como lo enseñan otras religiones. El lago de fuego que menciona la Biblia es el lugar donde Dios el Padre terminará con todo ser humano que haya hecho lo malo mientras estuvo con vida. Pongamos atención a lo que dice Malaquías 4:1-3: “Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el sol de justicia, y en sus alas traerá salvación, y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. Hollareis a los malos, los cuales serán cenizas bajo las plantas de vuestros pies, en el día que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos.” Si leímos detenidamente, pudimos entender que este castigo final será para los soberbios y para todos aquellos que hacen maldad. Estos serán estopa aquel gran día que Jehová de los ejércitos traerá sobre todo ser desobediente. Estos serán borrados de sobre la faz de la tierra por siempre.


En nuestra lectura bíblica, iniciamos en el verso 16 donde Pablo empieza explicando que cuando se somete a un amo se hace para obedecerle. Los resultados para el que se somete serán de acuerdo con el amo a quien sirve. En sentido figurado, si su amo aquí es el pecado, su fin por lógica será la muerte, y si a la obediencia, será para justicia, la salvación. Pablo continúa dando gracias a Dios que, aunque éramos esclavos del pecado, hemos obedecido de corazón a la doctrina que nos fue entregada, la cual nos ha libertado de la esclavitud del pecado para ser ahora siervos de la justicia. Ahora, después de ser libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenemos como fruto la santificación y la vida eterna. Concluye el capítulo diciendo: “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” Puede parecer poca cosa la muerte por castigo, pero no hay otra forma de comprender la Palabra de Dios con respecto a este tema.


Vida eterna para los que obedecemos y hacemos la voluntad de Dios, y muerte eterna para los que tuvieron en poco el regalo de la salvación en la persona de Jesús el Hijo de Dios.

Para algunos, la expresión “muerte eterna” les confunde, pero esta deriva de la eternidad de Dios. Podemos concluir que la paga del pecado es la muerte eterna determinada por Dios desde el principio de la creación. La desobediencia de Adán y Eva en el huerto del Edén trajo para ellos y para toda la humanidad el cumplimiento de la sentencia de muerte, y Dios destruirá a todo ser humano el día del juicio final, en el lago de fuego. Sabiendo Dios el juicio final que traerá pronto sobre la humanidad desobediente, en su grande amor y misericordia incomparable envió a su Hijo (Jesús), para que la humanidad pueda ser salva de la sentencia de la paga del pecado. Por medio de Él podemos acercarnos al trono de la gracia de nuestro Dios, quien nos perdonará sin duda alguna. Dejemos todo peso y carga de pecado, no permitamos que el pecado cauterice nuestra conciencia. Conforme a nuestra pasada manera de vivir, despojémonos del pecado que aún pueda haber en nosotros y acerquémonos al Dios Eterno, en plena certidumbre de fe, purificando nuestra conciencia y lavando nuestros cuerpos con agua pura. Digamos no al pecado y prosigamos firmes con plena fe hacia la vida eterna. La paga del pecado es muerte, más en Cristo Jesús viviremos por siempre.


Preguntas para estudio y enseñanza:

Nota: Por favor, busque citas bíblicas para reforzar su comentario.

  1. ¿En dónde fue dada la sentencia a Adán y Eva por desobedecer a Dios?

  2. Según Hebreos 5:9 y Marcos 10:29, ¿a quiénes se les ha prometido vida eterna?

  3. Según Apocalipsis 20:15, ¿a dónde será lanzado todo aquel que no sea hallado inscrito en el libro de la vida?

  4. Según lo que se ha explicado en esta lección, ¿crees que toda persona que sea lanzada en el lago de fuego se estará quemando por toda la eternidad?

  5. ¿Aceptas la muerte como pago por el pecado de todo ser humano?


Conclusión:

Hoy hemos aprendido que la paga del pecado es muerte, y que el regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús. Por lo que está establecido a los hombres que mueran una vez y después el juicio. En el juicio se determinará la sentencia de todo ser humano. Delante de Dios, ninguno es condenado sin ser oído y vencido en juicio. Y la muerte, el hades, la bestia, el falso profeta y Satanás serán lanzados al lago de fuego. Procuremos ser hallados justos delante de Dios para así heredar vida eterna. Paz a vosotros.




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